miércoles, 7 de julio de 2010



"Quisiera hacer un cuadro para cada hombre de la tierra, para llevarle un objeto que se convierta en sujeto interior y le recuerde quién es, que le diga: tú eres hijo del universo". Carbón vegetal, grafito de silicio, obsidiana, negro de humo, óxido metálico combinado con aglutinantes, con resinas, con pintura negra, las creaciones plásticas de Beatriz Zamora llevan el canto del negro absoluto a lo cósmico, a lo sensorial, a lo furioso y terrenal, a lo sensible y poético.

Las concentraciones y expansiones de la materia liberan una gama de variaciones y densidades, originan los movimientos sempiternos de las turgencias, las amonestaciones de las resquebrajaduras. En el credo de los cráteres, se iluminan secuencias aleatorias de luz, reveladas en la serenidad de los cristales. En los aluviones del deseo, nacen las infinitas promesas del renacimiento, la fuerza del gesto, su efectividad, su sabiduría y su preñez.

La biografía de Beatriz Zamora es fascinante. Inició sus estudios de pintura en 1956, con el muralista José Hernández Delgadillo, y con José Castaño. Se diplomó en Historia del Arte en 1967 en el Instituto de Cultura Superior de México y en 1972 realizó estudios de pintura en la Escuela de Bellas Artes de París.

Desde 1962 hasta el día de hoy, ha presentado 60 exposiciones individuales y más de 250 colectivas en diversas partes del mundo: la Galería de la Gran Fraternidad, la Jaspers Gallery de Nueva York, el Centre d’Art Contemporain Raymond Farbos en París, el Museo del Palacio de Bellas Artes, la Escuela Nacional de Artes Plásticas, la Galería de la Casa de la Cultura del INBA, la Casa del Lago, el Museo Felguérez de Zacatecas, y más recientemente en el Festival Cervantino.

Es miembro de la International Association of Artists de la UNESCO, de la Asociación de la Plástica Mexicana, AC y fundadora de la Academia de Bellas Artes y de la Fundación Cultural José Hernández Delgadillo, AC.

Marc Sagaert.

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