miércoles, 7 de julio de 2010

El Negro de Beatriz Zamora

Negro

Llegada y principio,

cuna y su eminencia galilea,

hondo y desde lo hondo,

así como profundo y desde lo profundo.

Todo del nada, más el todo del todo.

Hasta donde llega el periplo

después de haber partido desde hasta donde llega,

imán de irradiaciones devorante,

equilibrio perfecto entre absortancia y emisividad,

el gran imperio de la irradiación infrarroja,

deidad de lo absoluto de la que toda luz nace,

castillo del misterio,

dador vibrante,

plano sensualizado de Beatriz Zamora.


Roberto López Moreno




"Quisiera hacer un cuadro para cada hombre de la tierra, para llevarle un objeto que se convierta en sujeto interior y le recuerde quién es, que le diga: tú eres hijo del universo".

Beatriz Zamora



Carbón vegetal, grafito de silicio, obsidiana, negro de humo, óxido metálico combinado con aglutinantes, con resinas, con pintura negra, las creaciones plásticas de Beatriz Zamora llevan el canto del negro absoluto a lo cósmico, a lo sensorial, a lo furioso y terrenal, a lo sensible y poético.

Las concentraciones y expansiones de la materia liberan una gama de variaciones y densidades, originan los movimientos sempiternos de las turgencias, las amonestaciones de las resquebrajaduras. En el credo de los cráteres, se iluminan secuencias aleatorias de luz, reveladas en la serenidad de los cristales. En los aluviones del deseo, nacen las infinitas promesas del renacimiento, la fuerza del gesto, su efectividad, su sabiduría y su preñez.

Marc Sagaert



Es bastante frecuente dentro de los comentarios que se hacen de la obra de Beatriz Zamora, que se hable de ella aproximándola a la experiencia mística y religiosa. El negro, sin duda, supone un vaciamiento y ciertamente hay algo mudo y misterioso atravesando esos cuadros. Sin embargo, se olvida muchas veces la elocuente expresión de su materialidad. Si la obra es espiritual, se debe al peso grave de su cuerpo y esa espiritualidad, tiene más que ver con el amor entre los hombres y las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones, con la amistad, que con cualquier otra cosa.

José Luis Bobadilla.


El poder del sutil silencio y del vacío amoroso de El Negro de Beatriz Zamora impide que la banalidad superficial de nuestros tiempos desenfrenados esconda la deshumanizante miseria espiritual vigente. De igual forma hace apremiante la transformación humana con sus posibilidades de integralidad transcivilizatorias desde lo básico y profundo.

Fco. Hernández Zamora


No hay comentarios:

Publicar un comentario