miércoles, 7 de julio de 2010

Homenaje y Exposición



BEATRIZ ZAMORA

VIDA-VISIÓN-OBRA


Artista plástica mexicana de gran trayectoria profesional, destaca por la gran originalidad y poderío de su obra monumental y prolífica; creada durante más de treinta años alrededor del concepto estético de El Negro, que ella ha construido con dicha obra. A la vuelta de este periodo, hoy observamos la extrañeza de tal concepto que articula de forma sui generis cuatro núcleos culturales.



Desde el punto de vista estético formal del arte contemporáneo inscrito en la visión occidental, su obra minimalista y primitivista a la vez, sugiere una fuerte evocación lúdica intuitiva de materismo y arte povera, así como un cerrado acrisolamiento lírico conceptual-abstraccionista. Sin embargo, en su búsqueda del absoluto, su obra y concepto, aparentemente restringidos a la doble limitación de la monocromía y del negro, rebasaron la radicalidad de todo ello, al transgredir las convenciones que rigen el código de la investigación estética en la creación moderna, como ha dicho Gérard-Georges Lemaire. En esto radica su originalidad irrefutable y está asociada a la peculiaridad de los recios materiales de trabajo con los que comulga y dialoga: Carbón mineral y vegetal, negro de humo, carburo de silicio, acerina, obsidiana, etc. Sobre este punto ha girado principalmente la opinión crítica acerca de su obra.


Siendo una obra sin concesiones, de vigencia desconcertante y valor universal, sorprende su profunda evocación espiritual de nuestras raíces y riqueza del México profundo, impregnado de la espiritualidad vivencial nosótrica, descrita por C. Lenkersdorf, que nos hermana como humanidad con la Vida, la Tierra y con el Cosmos. A su vez, la tierra y el carbón son los materiales que poéticamente hermanan sus circunstancias de vida y el cultivo de una sensibilidad y conciencia profundas de nuestras raíces con Sor Juana y con Rosario Castellanos. Quienes dejaron muy claro con su vida, visión y obra, en el escenario de la cultura nacional, el estigma de ser mujer y mexicana, cuando la genialidad se sustenta en la profundidad y no en la extravagancia. Es de entender que este sea el punto menos abordado de la obra de la maestra Zamora y sus iguales en la tarea de deconstruir la colonialidad cultural nacional. Frente al elogio del individualismo de la modernidad, la relevancia del paradigma civilizatorio nosótrico, aún esta pendiente de ser comprendido, entre otras cosas porque es un proceso milenario y es un ejercicio de refinamiento vivencial comunitario, realizado desde los pueblos.


Ligado a este, el tercer núcleo espiritual está conectado con la mística tradición de la sabiduría milenaria de los pueblos del mundo. Es la sutil interculturalidad profunda unificada en forma básica por el silencio y el aliento; que desde los 70, poco a poco empezó a ser reconocida como espiritualidad transpersonal y ecológica. Ambos aspectos se destacan por el hecho de ser una obra que refiere, al mismo tiempo, el valor performático-vivencial de su ardua y apasionada elaboración y las profundas implicaciones espirituales y filosóficas que conlleva.


Paradójicamente, es desde esta triple mirada de integralidad sui generis donde la obra y concepto de El Negro de Zamora se conecta con el punto de vista apasionado de la ciencia de frontera en general y alrededor de la materia oscura y la energía oscura en particular. Temas de apasionada indagación de Beatriz y al que también han hecho referencia la crítica.


Artista prolífica concentrada en el trabajo, es este el que ha causado desde su inicio y pronta premiación (1978), fuerte polémica. Incomprensión y admiración caracterizan a la par a su concepto, a su obra y por extensión –injustificable– a su propia trayectoria. Los tres libros de 100X100 con sus lacónicos subtítulos: Los limites del amor infinito, Los siete caminos del corazón y ahora, La memoria recuperada, son evidencia, a la vez, de su sublime calidad estética, de su claridad conceptual-literaria, como de la fortaleza espiritual de su implícita crítica profunda y serena de carácter civilizatorio cosificador de la modernidad junto con su estética neoliberal especulativa y voraz, de impacto a escala global.


Vida-visión-obra estética y ética amorosa de Beatriz Zamora de la viabilidad de la poscolonialidad latinoamericana. Homenaje a la historia del arte; a la vida desde el arte mismo en nuestra precaria realidad nacional y mundial. El poder del sutil silencio y del vacío amoroso de El Negro de Beatriz Zamora impide que la banalidad superficial de nuestros tiempos desenfrenados esconda la deshumanizante miseria espiritual vigente. De igual forma hace apremiante la transformación humana con sus posibilidades de integralidad transcivilizatorias desde lo básico y profundo.



Francisco Hernández Zamora

Texto de invitación

(Fragmento del texto del libro 100X100
Tomo III La memoria recuperada
)

05 de mayo de 2010


No hay comentarios:

Publicar un comentario