miércoles, 7 de julio de 2010

Inauguración



Jueves 15 de julio de 2010


19:30 hrs.


Casa de Francia


Havre 15,


Colonia Juárez – Zona Rosa, Mex. D. F.

Metro Insurgentes / Metrobus Hamburgo
Tel : 55 11 31 51 ext 11 91

El Negro de Beatriz Zamora

Negro

Llegada y principio,

cuna y su eminencia galilea,

hondo y desde lo hondo,

así como profundo y desde lo profundo.

Todo del nada, más el todo del todo.

Hasta donde llega el periplo

después de haber partido desde hasta donde llega,

imán de irradiaciones devorante,

equilibrio perfecto entre absortancia y emisividad,

el gran imperio de la irradiación infrarroja,

deidad de lo absoluto de la que toda luz nace,

castillo del misterio,

dador vibrante,

plano sensualizado de Beatriz Zamora.


Roberto López Moreno




"Quisiera hacer un cuadro para cada hombre de la tierra, para llevarle un objeto que se convierta en sujeto interior y le recuerde quién es, que le diga: tú eres hijo del universo".

Beatriz Zamora



Carbón vegetal, grafito de silicio, obsidiana, negro de humo, óxido metálico combinado con aglutinantes, con resinas, con pintura negra, las creaciones plásticas de Beatriz Zamora llevan el canto del negro absoluto a lo cósmico, a lo sensorial, a lo furioso y terrenal, a lo sensible y poético.

Las concentraciones y expansiones de la materia liberan una gama de variaciones y densidades, originan los movimientos sempiternos de las turgencias, las amonestaciones de las resquebrajaduras. En el credo de los cráteres, se iluminan secuencias aleatorias de luz, reveladas en la serenidad de los cristales. En los aluviones del deseo, nacen las infinitas promesas del renacimiento, la fuerza del gesto, su efectividad, su sabiduría y su preñez.

Marc Sagaert



Es bastante frecuente dentro de los comentarios que se hacen de la obra de Beatriz Zamora, que se hable de ella aproximándola a la experiencia mística y religiosa. El negro, sin duda, supone un vaciamiento y ciertamente hay algo mudo y misterioso atravesando esos cuadros. Sin embargo, se olvida muchas veces la elocuente expresión de su materialidad. Si la obra es espiritual, se debe al peso grave de su cuerpo y esa espiritualidad, tiene más que ver con el amor entre los hombres y las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones, con la amistad, que con cualquier otra cosa.

José Luis Bobadilla.


El poder del sutil silencio y del vacío amoroso de El Negro de Beatriz Zamora impide que la banalidad superficial de nuestros tiempos desenfrenados esconda la deshumanizante miseria espiritual vigente. De igual forma hace apremiante la transformación humana con sus posibilidades de integralidad transcivilizatorias desde lo básico y profundo.

Fco. Hernández Zamora




"Quisiera hacer un cuadro para cada hombre de la tierra, para llevarle un objeto que se convierta en sujeto interior y le recuerde quién es, que le diga: tú eres hijo del universo". Carbón vegetal, grafito de silicio, obsidiana, negro de humo, óxido metálico combinado con aglutinantes, con resinas, con pintura negra, las creaciones plásticas de Beatriz Zamora llevan el canto del negro absoluto a lo cósmico, a lo sensorial, a lo furioso y terrenal, a lo sensible y poético.

Las concentraciones y expansiones de la materia liberan una gama de variaciones y densidades, originan los movimientos sempiternos de las turgencias, las amonestaciones de las resquebrajaduras. En el credo de los cráteres, se iluminan secuencias aleatorias de luz, reveladas en la serenidad de los cristales. En los aluviones del deseo, nacen las infinitas promesas del renacimiento, la fuerza del gesto, su efectividad, su sabiduría y su preñez.

La biografía de Beatriz Zamora es fascinante. Inició sus estudios de pintura en 1956, con el muralista José Hernández Delgadillo, y con José Castaño. Se diplomó en Historia del Arte en 1967 en el Instituto de Cultura Superior de México y en 1972 realizó estudios de pintura en la Escuela de Bellas Artes de París.

Desde 1962 hasta el día de hoy, ha presentado 60 exposiciones individuales y más de 250 colectivas en diversas partes del mundo: la Galería de la Gran Fraternidad, la Jaspers Gallery de Nueva York, el Centre d’Art Contemporain Raymond Farbos en París, el Museo del Palacio de Bellas Artes, la Escuela Nacional de Artes Plásticas, la Galería de la Casa de la Cultura del INBA, la Casa del Lago, el Museo Felguérez de Zacatecas, y más recientemente en el Festival Cervantino.

Es miembro de la International Association of Artists de la UNESCO, de la Asociación de la Plástica Mexicana, AC y fundadora de la Academia de Bellas Artes y de la Fundación Cultural José Hernández Delgadillo, AC.

Marc Sagaert.

Homenaje y Exposición



BEATRIZ ZAMORA

VIDA-VISIÓN-OBRA


Artista plástica mexicana de gran trayectoria profesional, destaca por la gran originalidad y poderío de su obra monumental y prolífica; creada durante más de treinta años alrededor del concepto estético de El Negro, que ella ha construido con dicha obra. A la vuelta de este periodo, hoy observamos la extrañeza de tal concepto que articula de forma sui generis cuatro núcleos culturales.



Desde el punto de vista estético formal del arte contemporáneo inscrito en la visión occidental, su obra minimalista y primitivista a la vez, sugiere una fuerte evocación lúdica intuitiva de materismo y arte povera, así como un cerrado acrisolamiento lírico conceptual-abstraccionista. Sin embargo, en su búsqueda del absoluto, su obra y concepto, aparentemente restringidos a la doble limitación de la monocromía y del negro, rebasaron la radicalidad de todo ello, al transgredir las convenciones que rigen el código de la investigación estética en la creación moderna, como ha dicho Gérard-Georges Lemaire. En esto radica su originalidad irrefutable y está asociada a la peculiaridad de los recios materiales de trabajo con los que comulga y dialoga: Carbón mineral y vegetal, negro de humo, carburo de silicio, acerina, obsidiana, etc. Sobre este punto ha girado principalmente la opinión crítica acerca de su obra.


Siendo una obra sin concesiones, de vigencia desconcertante y valor universal, sorprende su profunda evocación espiritual de nuestras raíces y riqueza del México profundo, impregnado de la espiritualidad vivencial nosótrica, descrita por C. Lenkersdorf, que nos hermana como humanidad con la Vida, la Tierra y con el Cosmos. A su vez, la tierra y el carbón son los materiales que poéticamente hermanan sus circunstancias de vida y el cultivo de una sensibilidad y conciencia profundas de nuestras raíces con Sor Juana y con Rosario Castellanos. Quienes dejaron muy claro con su vida, visión y obra, en el escenario de la cultura nacional, el estigma de ser mujer y mexicana, cuando la genialidad se sustenta en la profundidad y no en la extravagancia. Es de entender que este sea el punto menos abordado de la obra de la maestra Zamora y sus iguales en la tarea de deconstruir la colonialidad cultural nacional. Frente al elogio del individualismo de la modernidad, la relevancia del paradigma civilizatorio nosótrico, aún esta pendiente de ser comprendido, entre otras cosas porque es un proceso milenario y es un ejercicio de refinamiento vivencial comunitario, realizado desde los pueblos.


Ligado a este, el tercer núcleo espiritual está conectado con la mística tradición de la sabiduría milenaria de los pueblos del mundo. Es la sutil interculturalidad profunda unificada en forma básica por el silencio y el aliento; que desde los 70, poco a poco empezó a ser reconocida como espiritualidad transpersonal y ecológica. Ambos aspectos se destacan por el hecho de ser una obra que refiere, al mismo tiempo, el valor performático-vivencial de su ardua y apasionada elaboración y las profundas implicaciones espirituales y filosóficas que conlleva.


Paradójicamente, es desde esta triple mirada de integralidad sui generis donde la obra y concepto de El Negro de Zamora se conecta con el punto de vista apasionado de la ciencia de frontera en general y alrededor de la materia oscura y la energía oscura en particular. Temas de apasionada indagación de Beatriz y al que también han hecho referencia la crítica.


Artista prolífica concentrada en el trabajo, es este el que ha causado desde su inicio y pronta premiación (1978), fuerte polémica. Incomprensión y admiración caracterizan a la par a su concepto, a su obra y por extensión –injustificable– a su propia trayectoria. Los tres libros de 100X100 con sus lacónicos subtítulos: Los limites del amor infinito, Los siete caminos del corazón y ahora, La memoria recuperada, son evidencia, a la vez, de su sublime calidad estética, de su claridad conceptual-literaria, como de la fortaleza espiritual de su implícita crítica profunda y serena de carácter civilizatorio cosificador de la modernidad junto con su estética neoliberal especulativa y voraz, de impacto a escala global.


Vida-visión-obra estética y ética amorosa de Beatriz Zamora de la viabilidad de la poscolonialidad latinoamericana. Homenaje a la historia del arte; a la vida desde el arte mismo en nuestra precaria realidad nacional y mundial. El poder del sutil silencio y del vacío amoroso de El Negro de Beatriz Zamora impide que la banalidad superficial de nuestros tiempos desenfrenados esconda la deshumanizante miseria espiritual vigente. De igual forma hace apremiante la transformación humana con sus posibilidades de integralidad transcivilizatorias desde lo básico y profundo.



Francisco Hernández Zamora

Texto de invitación

(Fragmento del texto del libro 100X100
Tomo III La memoria recuperada
)

05 de mayo de 2010